miércoles, 11 de abril de 2012

historia de vigo

Historia

Prehistoria

Vigo y su comarca estuvieron pobladas desde tiempos remotos, como lo atestiguan la gran cantidad de dólmenes y mámoas que se han encontrado en el término municipal.
Sin embargo, en lo que se refiere al Paleolítico los únicos hallazgos fechados en la Edad de Piedra son medio centenar de útiles tallados en cuarzo y cuarcita.
En cuanto al período Neolítico destacan las construcciones funerarias, denominadas túmulos, fechadas entre los años 3.000 y 1.800 a.C., y entre los que destaca el de A Casa dos Mouros, situado en las proximidades del parque de A Madroa. A su vez, petroglifos destacados son los hallados en Fragoselo y en Millaradas.
En la transición del III al II milenio a.C., hay un numeroso conjunto de grabados rupestres con representaciones de motivos geométricos, de armas y de fauna.
Varios hallazgos de cerámica, armas de bronce y más grabados rupestres nos señalan también la existencia de habitantes en el término comarcal durante la Edad de Bronce, entre los años 1.900 y el 800 a.C.
La cultura castreña, que abarca toda la Edad de Hierro y que se desarrolló en Galicia desde el siglo VIII a.C. hasta finales del I d.C., dejó en Vigo numerosos vestigios como así demuestran los restos de 26 poblados castreños. Esto indica que en esta época la zona de Vigo tuvo una de las mayores densidades de población de toda Galicia, siendo el mayor de todos estos poblados el situado en la ladera oeste del Monte del Castro. Los habitantes de estas comunidades vivían de la agricultura, actividad que complementaban con la caza y la pesca, y trabajaban asimismo el hierro y la piedra.

Época romana

En Vigo, denominada Vicus Spacorum, los vestigios arqueológicos muestran la existencia de una intensa actividad portuaria y comercial en el litoral vigués desde el siglo II a.C. hasta el siglo I d.C., en el que se establece la denominada pax romana.
Del proceso de romanización quedan relevantes vestigios: villas romanas esparcidas por todo el litoral (Alcabre, Toralla…), restos de instalaciones portuarias, calles, instalaciones industriales como las salinas y las fábricas de salazón (Areal), necrópolis, restos subacuáticos… así como una intensa romanización de los poblados castreños de todo el municipio.
Así mismo, las últimas excavaciones realizadas en el Areal y en el Casco Vello nos revelan la posible existencia entre los siglos III y VI d.C. de un importante asentamiento humano.

Edad Media

Durante este periodo, la Iglesia dominaba la sociedad gallega, dependiendo la ciudad de Vigo durante muchos años del monasterio cisterciense de Melón (Ourense).
Esta fue una época que estuvo marcada por las frecuentes incursiones de la piratería procedentes del norte de Europa, lo que provocó que la población se desplazase hacia el interior en busca de más seguridad, refugiándose en el Monte de O Castro.
Durante la Edad Media, Vigo era conocido por sus plantaciones de olivares y por su floreciente comercio pesquero.
Existe constancia documental de iglesias románicas en el actual término municipal que prueban la existencia de importantes asentamientos de población en la zona en los siglos XI, XII y XIII, en lugares que coinciden con las actuales parroquias viguesas. De este periodo destacan Santiago de Bembrive, San Salvador de Corujo y Santa María de Castrelos. Perviven además dos puentes medievales en Sárdoma y Fragoso y restos románicos en la ermita de Freijo en Valladares y en las iglesias barrocas de Sárdoma y de Santa Cristina de Lavadores.
A partir del siglo XII, en el que la ciudad comienza a recuperar población, Vigo sigue sometido al poder de la Iglesia y de los señores feudales. La parroquia de Santiago de Vigo era la más importante de la villa junto con el barrio de Santa María. El desarrollo de Vigo se vio limitado debido a que la Corona le otorgó a Bayona la facultad de comerciar por mar con otras ciudades, en detrimento de la primera.
Por otra parte, dentro de este periodo destacan las Cantigas de Amigo compuestas por el vigués Martín Codax.

Siglos XV a XVIII

A pesar de los incesantes ataques de piratas producidos durante estos siglos, Vigo continúa creciendo. Gana importancia dentro de esta etapa la actividad artesanal y el comercio, aunque la actividad más importante está constituida por la pesca de sardina.
En 1585 el pirata inglés Francis Drake intenta tomar la villa, fracasando gracias a la oposición de los vecinos. Sin embargo, cuatro años más tarde ataca de nuevo y con éxito la ciudad, arrasando y quemando todo lo que encuentra a su paso.
En 1617 los piratas turcos intentan asaltar la ciudad, siendo este ataque de nuevo repelido por los vecinos. Los frecuentes ataques marítimos obligan a la construcción en 1656 de las murallas de la ciudad y del Castillo de San Sebastián.
En 1702 se produce el episodio más importante de la historia de la ciudad, conocido como la Batalla de Rande. La flota anglo-holandesa persigue dentro de la Ría a la Flota de la Plata española y a los barcos de guerra franceses que la escoltaban. Esta importante flota cargada de riquezas procedentes de América es destruida después de una cruenta batalla desarrollada tanto en mar y como en tierra. Los ingleses se llevaron unos cuantos barcos cargados con tesoros de las Indias, pero el resto fueron hundidos por las llamas y aún hoy se encuentran en el fondo de la Ensenada de San Simón, en la zona interior de la Ría de Vigo.
En 1778 Carlos III rompe con el monopolio de los puertos autorizados para comerciar con América, de forma que Vigo comienza a beneficiarse del tráfico de alto bordo. En esta época la villa de Vigo estaba completamente cerrada con una muralla, construida con motivo de la Guerra de Restauración portuguesa ante el temor de una posible invasión. Cerca del mar estaba el bastión de Laxe y en el lado opuesto, el Castillo de San Sebastián. A lo largo de la muralla se abrían siete puertas: la Puerta de Falperra, la de O Berbés, la del Mar, la de A Laxe, la de Gamboa, la del Sol y la del Placer.
Finalmente, la llegada a la ciudad de comerciantes e industriales catalanes en la segunda mitad del siglo XVIII supone una pequeña revolución económica, proliferando las fábricas de salazón, jabón y productos de cuero y lino.

Siglo XIX

En 1809, como sucedió con el resto del territorio de la Península, Vigo fue ocupado por el ejército francés. La resistencia popular protagonizada entre otros por Pablo Morillo, el teniente Almeida y Bernardo González del Valle, apodado Cachamuiña, provoca un levantamiento que termina con la expulsión de los militares galos. Este episodio motivó la concesión a la, hasta entonces, villa de Vigo del título de "Leal y Valerosa", honor concedido por Fernando VII. En 1833 se acondiciona el camino real que lleva a Madrid, conocido como carretera de Castilla o de Villacastín. Un año después, en 1834, se terminan las obras de reconstrucción de la Colegiata, obra de Melchor de Prado, las cuales fueron debidas a que el antiguo templo había sido destruido en uno de los numerosos saqueos piratas sufridos por la villa.
A mediados de siglo se crean la sucursal del Banco de España y el nuevo muelle de piedra. La ciudad crece y sus regidores acuerdan demoler las murallas para facilitar su expansión.
Panorámica de Vigo en el año 1877.
La segunda mitad del siglo XIX fue un periodo de continuo crecimiento de la ciudad, propiciado entre otras cosas por el incremento de las relaciones con América, favorecidas por la posición estratégica de Vigo en el Atlántico. Así, desde 1855 se establecen servicios de comunicación marítimos periódicos con La Habana, Buenos Aires y Puerto Rico. Una década después empieza la construcción del ferrocarril y las obras de relleno de la ría con el fin de ampliar las instalaciones portuarias. La línea ferroviaria Vigo-Orense sería inaugurada en 1881.
Durante esta etapa continúan abriéndose en la ciudad fábricas de salazón y de derivados de productos marinos, lo que provoca el crecimiento de la población asalariada y también de la burguesía financiera. Vigo se expande extramuros con la apertura de nuevas calles y la construcción de nobles edificios de piedra. En 1880 se crearía la Caja de Ahorros de Vigo (actualmente Novagalicia Banco).
En 1899, el Puerto de Vigo recibía a los soldados malheridos procedentes de la Guerra de Cuba, acogiéndolos y prestándoles la ayuda necesaria. Este hecho le otorgó el título de "Siempre Benéfica", por lo que desde entonces el escudo de la ciudad guarda el lema “Ciudad Fiel, Leal, Valerosa y Siempre Benéfica”.
A finales de la centuria, la ciudad contaba ya con 15.000 habitantes.

Siglo XX

La burguesía industrial, heredera de los inmigrantes catalanes que establecieron las fábricas de salazón entre finales del XVIII y principios del XIX, cobra cada vez más protagonismo en el desarrollo de la ciudad como lo demuestra la creciente construcción de bellos edificios de factura modernista y eclecticista en esa época. También se produce una expansión geográfica con la anexión de los municipios lindantes de Bouzas en 1904 y Lavadores en 1941, lo que representa, igualmente, un aumento de población significativo.
Durante décadas, hasta bien entrada la segunda mitad del siglo, el Puerto de se convierte en puerta de salida de cientos de miles de gallegos que se embarcan rumbo a América, por aquel entonces una tierra de oportunidades. Pero el siglo XX será sobre todo el período en el que se fundan o se consolidan las grandes industrias en la ciudad, como los astilleros Barreras y Vulcano, el ya desaparecido de Ascón, Citroën, y todo el entramado de la industria auxiliar del automóvil y la no menos importante industria del congelado, heredera de la primigenia de salazón y posterior conservera.

Otro símbolo de la ciudad fue también el tranvía, que empezó a funcionar en 1914 con un coste inicial de 5 céntimos. La ciudad por entonces tiene una enorme actividad social. Así, abundan los diarios y los semanarios, las asociaciones y las organizaciones de carácter político y sindical.
SLa Guerra Civil apenas se notará en Vigo, donde no hubo resistencia al golpe de estado franquista. No sucedió así en Lavadores. Pero la ausencia de lucha no libró a la ciudad de una dura represión entre cuyas víctimas se encontraba el alcalde de la ciudad, Emilio Martínez Garrido, y numerosos intelectuales, artistas y políticos.
En la década de 1940 se traza la Gran Vía. A partir de la siguiente la ciudad registra un gran crecimiento demográfico.con la nueva creación de barrios residenciales como el de Coia. Esta etapa se conoce como desarrollismo. La creciente oferta laboral atrajo numerosa población de zonas rurales que se arraigaron en barrios hoy tan populosos como tesis. Se instalan nuevas imdustrias, como Citroën  primera empresA en establecerse en la zona franca de , si bien hubo una temprana tentativa para instalar una refineria de petroleo (que finalmente se adjudicó a la coruña).
Al mismo tiempo, se mejora la red de comunicaciones con la peninsula y se crean nuevos planes para ensanchar la ciudad. A su vez, y gracias al desplazamiento poblacional que se dio del campo a la ciudad en las décadas de 1960 y 1970, se produce un elevado crecimiento demográfico.
Finalizando el siglo y ya durante la etapa democrática, el impacto producido por la crisis del sector naval golpeó con fuerza a la ciudad durante el decenio 1975–1985, aumentando los conflictos sociales y destruyendo parte del tejido industrial tradicional, vinculado al mar. Sin embargo, desde finales de los años 80 se observó una recuperación económica que afianzó la comarca de como una moderna e importante zona industrializada y de servicios, tendencia que se prolonga hasta la actualidad.

martes, 10 de abril de 2012

historia del celta do vigo

1. Fundación
El Celta de Vigo nació el 23 de agosto gracias a Manuel de Castro "Handicap", que con la ayuda de Juan Baliño, consiguió la fusión de los dos clubes de la ciudad de Vigo: el Real Vigo Sporting y el Real Fortuna. El Sporting era el más laureado, ya que fue subcampeón de la Copa de España en 1908. Es en 1923 cuando nace el Real Club Celta de Vigo con la presidencia de Manuel de Bárcena y Andrés. Un año más tarde, por iniciativa de "Handicap", impresionado por la repercusión del atletismo en los Juegos Olímpicos de 1924, propone a la directiva céltica la creación de una sección de atletismos; ésta recoge la idea y la crea dejándola en manos de Fernando de Castro, directivo y atleta además de hermano de "Handicap". El 14 de septiembre, en el campo de futbol de Coya, habilitando de la mejor forma posible para la práctica del atletismo, debuta el equipo del Celta de atletismo, consiguiéndose 4 victorias individuales y el cuarto puesto por equipos.

El subcampeonato logrado por uno de los clubs fusionados debería haberle permitido al Celta participar en la Primera división en el año que se creó la Liga (1928), pues el criterio para integrar la máxima categoría era haber sido campeón o subcampeón de la Copa de España, y en aquella fecha sólo 10 clubes, incluído el Celta como heredero del Vigo Sporting, cumplían ese requisito. Sin embargo, al Celta se le negó ese derecho y se vio relegado a la segunda categoría. A la conclusión de la temporada 1928-39, el Celta decidió retirarse de la competición liguera la temporada siguiente para afrontar una radical reestructuración deportiva.
2. Reingreso en la liga y ascenso a Primera División
El reingreso en la liga se produjo en 3ª división la temporada 1930-31; un Celta arrollador logró el título de campeón de la categoría y el ascenso a 2ª división, derrotando en la eliminatoria final de la fase de promoción al Recreativo de Huelva por un contundente 7-0 (4-0 en Balaídos y 0-3 en campo onubense).

El ansiado ascenso a 1ª División se consiguió al conquistar el título de campeón de 2ª en la temporada 1935-36, derrotando por 7-0 al Real Zaragoza en Balaídos. El Celta se convertía así en el primer equipo gallego en alcanzar la división de honor del fútbol español.

Debido a la suspensión de las actividades deportivas por causa de la Guerra Civil española (1936-1939), el debut del Celta en la máxima categoría se vio postergado a la temporada 1939-40. Se inició así una etapa dorada, con 20 años de presencia casi ininterrumpida en la élite, a excepción de la temporada 1944-45, que purgó en la 2ª división.

Recuperada inmediatamente la categoría, el Celta consolidó un equipo brillante, que alcanzó sus mayores cotas en la temporada 1947-48, bajo la dirección técnica del mítico guardameta internacional Ricardo Zamora: concluyó el campeonato nacional de liga en cuarta posición, a 6 puntos del campeón, el F.C. Barcelona, al que derrotó por 3-2 en un Balaídos que convirtió en feudo inexpugnable, en el que también cayeron goleados el Athletic de Bilbao (5-1), el Valencia CF (5-2) y el Real Madrid (que cosechó aquella temporada sendas derrotas por 4-1 frente a los celestes, tanto en Vigo como en Chamartín). Pahiño, que con 23 goles se alzó con el título de Pichichi del campeonato, y Hermidita, con 14, fueron los máximos anotadores de una plantilla en la que formaron también Simón, Mesa, Cabiño, Gaitos, Gabriel Alonso, Yayo, Roig, Miguel Muñoz, Aretio, Vázquez, Retamar, Zubeldia, Salas, Marzá, Venancio, Bermejo y Montoro.

La magnífica campaña de los olívicos tuvo su rúbrica con el subcampeonato de Copa del Generalísimo. El Celta alcanzó la final, que se disputó en el estadio madrileño de Estadio Chamartín el 4 de julio de 1948, tras superar una agónica eliminatoria de semifinales frente al RCD Español de Barcelona. Jugó contra el Sevilla FC y no consiguió ganar el partido (4-1 a favor de los andaluces).
3. Descenso a la Segunda División
El final de esas dos décadas de esplendor céltico llegó con el descenso en la temporada 1958-59. El purgatorio de la 2ª se prolongó durante la práctica totalidad de la década de 1960, pues pese a contar con varias oportunidades de ascenso (promociones contra Real Valladolid en 1960, Real Oviedo en 1961 y Sabadell en 1966), la fortuna le resultó esquiva hasta la temporada 1968-69, en que consiguió por fin el regreso a la categoría de oro.

El Celta pasó de ser un equipo de moda a uno más de segunda división en pocos meses. Los traspasos producidos ese año minaron el potencial ofensivo vigués que no pudo rehacer la plantilla a pesar de probar munerosísimos jugadorse a lo largo de la temporada. Sumido en el fondo de la tabla como farolillo rojo desde la 11ª jornada confirmó su descenso a cuatro partidos del final del campeonato.
4. Ascenso y clasificación para la Copa de la UEFA El Celta de los años 70 volvió a marcar hitos en el fútbol gallego. Después de una primera temporada 69-70 de reencuentro con la categoría, el Celta de la 70-71, dirigido por Juanito Arza, uno de sus verdugos sevillistas en la final del 48, mantuvo Balaídos invicto. El conjunto de los Quique Costas, Manolo, Lezcano, Doblas, etc. concluyó la liga clasificado en un sexto lugar que le permitió clasificarse para la primera edición de la Copa de la UEFA, en lo que representó la primera participación de un equipo gallego en las competiciones europeas. La experiencia, sin embargo, fue efímera, al no poder superar la primera eliminatoria frente al Aberdeen FC escocés. 5. Época de ascensos y descensos A partir de la temporada 1974-75 el Celta se instaló en el ascensor, encadenando descensos y ascensos entre primera y segunda. Así, al descenso de la 74-75 siguieron un ascenso en la 75-76, un nuevo descenso en la 76-77 y otro ascenso en la 77-78. Tanta inestabilidad acabó por pasar factura, y al descenso a 2ª de la temporada 78-79 le sucedió la mayor calamidad en la historia del club: un descenso a 2ª B.
La nefasta temporada 1979-1980 se cerró con un descenso a 2ª B consumado en la última jornada.

La siguiente campaña (1980-1981), la primera en Segunda División B de toda la historia del club, se contrató a un técnico yugoslavo, Milorad Pavic. El Celta terminó primero del grupo I de la categoría y retornó a Segunda División A. El periplo fue poco menos que un paseo para los vigueses, que fueron acompañados en el ascenso por el Deportivo, segundo clasificado.

Para la temporada 1981-1982 la directiva decidió conservar a la práctica totalidad del grupo que había logrado de manera brillante el retorno a Segunda A, incluido el entrenador Milorad Pavic. La decisión se reveló sabia, pues el Celta se proclamó campeón y logró de nuevo el ansiado retorno a Primera División. En el último partido de Liga frente al Getafe (6-0), con el remozado Balaídos a rebosar, los Capó, Maté, Lemos, Gómez, Mercader, Mori, Ademir, Lucas, Del Cura, etc. recibieron los vítores del celtismo en una tarde histórica que dio nacimiento, con el grupo A Roda en directo en Balaídos, al que se convertiría en himno oficioso del Celta: la "Foliada do Celta". Pichi Lucas fue el pichichi de aquella temporada en Segunda con 26 goles. El colofón a aquel magnífico año fue la disputa de tres partidos del Mundial 82 en el estadio de Balaídos, con la selección de Italia como protagonista. Sus rivales fueron Polonia, Perú y Camerún. Los tres partidos terminaron en empate.

1982: El retorno a Primera División

La temporada 1982/1983 fue acogida con gran ilusión por parte del celtismo. Las altas de socios fueron mayores que nunca. El equipo había resurgido de las catacumbas en un tiempo récord. Milorad Pavic seguía al frente de la nave celeste para asumir el reto de la permanencia en Primera, gran objetivo de la temporada. Para ello se mantuvo de nuevo el bloque del año anterior. Llegaron pocos refuerzos, entre ellos el centrocampista Andrés, procedente del Sporting de Gijón y el extremo derecho Amorós, del Real Murcia.
El cuadro celeste sufrió enseguida las dificultades de la Primera División. Un inicio de Liga discreto con seis partidos consecutivos sin ganar situaron pronto al Celta en la parte baja de la clasificación. Los celestes experimentaron, sin embargo, una notable mejora al final de la primera vuelta con cuatro victorias consecutivas, tres de ellas en Balaídos y una en Valencia, que lo situaron cerca de la zona media de la tabla. El equipo, sin embargo, volvió a encadenar una racha negativa y llegó a las últimas jornadas inmerso en los puestos de descenso. Una victoria agónica en Balaídos en la penúltima jornada frente al Valencia (2-1), rival directo por la permanencia, colocó a los celestes en una inmejorable posición para afrontar la última jornada de Liga. Visitaban el José Zorrilla de Valladolid frente a un rival que sólo se jugaba la honra. Sólo una derrota viguesa y una victoria del Valencia frente al Real Madrid, que sería campeón de Liga ganando, condenarían al Celta a Segunda. En una de las imágenes más bochornosas que se recuerdan del equipo, el Celta cayó en por 3-1 en Valladolid, a donde fue acompañado por varios millares de seguidores. El Valencia derrotó por 1-0 al Madrid, dando el título de Liga al Athletic de Bilbao y condenando al Celta de nuevo a la Segunda División. Fue una de las mayores desilusiones del celtismo.
La temporada 1983-84 dio lugar a una profunda remodelación de la plantilla. Muchos de los hombres que habían llevado al Celta de Segunda B a Primera abandonaron el club tras el nuevo descenso a Segunda. La afición celeste afrontaba la campaña en un ambiente de pesimismo y ello se tradujo en una notable reducción en la asistencia de espectadores al estadio de Balaídos.

La trayectoria del equipo fue muy irregular. Esa temporada finalizó sin la consecución del ascenso.

En la siguiente, el equipo entrenado por Félix Carnero, jugador fundamental en los 70 y Director Técnico imprescindible del gran Celta de principios de siglo XXI, sí lograría su objetivo en una liga que pudo haberse malogrado por los convulsos acontecimientos de las primeras jornadas, cuando una huelga de jugadores a nivel nacional obligó a los clubs a alinear a jugadores juveniles en las primeras jornadas. Superadas todas las dificultades, aquel Celta de Félix, comandado por los Maté, Lemos, Atilano, Alvelo, Cortés, Lucas y la solvencia del líbero mundialista hondureño Gilberto, recuperó una vez más la plaza en la máxima categoría. El Celta 84/85 terminó la Liga de tercero. Hay que destacar el 5-0 logrado frente al Deportivo en Balaídos. Con el equipo ya ascendido, el último partido frente al Lorca (2-1) fue una celebración del ascenso similar a la de tres años atrás frente al Getafe.

Nuevo descenso en 1986
La temporada 1985-86 se afrontaba, pues, con el anhelado objetivo de la prmanencia en Primera División. Una vez más, se confió en el bloque de la temporada anterior, sazonado con refuerzos. Estos refuerzos no fueron suficiente para fortalecer un equipo gafado, que empezó a fraguar su desgracia en el encuentro inaugural del campeonato. El Celta 1985-86, que terminó colista con 14 puntos, firmó su peor temporada en Primera División.
En la Copa, el Real Madrid eliminó con facilidad a los vigueses.
6. Cambios en el sistema de competición
En 1986, alarmada por el declive de la audiencia y repercusión del fútbol, castigado por el público por episodios como el de la huelga de jugadores de campañas anteriores, la federación decidió innovar en el sistema de competición para el campeonato de 1986-87 en primera y segunda división, de modo que tras una fase regular en la que se enfrentaron todos los equipos entre sí a doble vuelta, se conformaron 3 grupos que pelearían por distintos objetivos.

El Celta conservó el bloque de jugadores de la temporada anterior, que se puso a las órdenes del británico Collin Addison. La incorporación más destacada a la plantilla fue la del central irlandés Jimmy Hagan, fichado para reforzar al equipo con vistas al tramo decisivo de la competición. Concluida la fase regular del campeonato en la 4º plaza, el Celta quedó encuadrado en el grupo par, junto al Deportivo, Castellón, Málaga, Rayo Vallecano y Sestao.

Las victorias sobre los coruñeses, permitieron al cuadro celeste llegar a la última jornada dependiendo de sí mismo para conquistar el ascenso: debido a los complejos "goal-average" un triunfo de los coruñeses significaba el ascenso directo de los vigueses con independencia de su resultado en el campo de Las Llanas en Sestao, a donde acudieron cientos de seguidores celestes. El Sestao necesitaba un triunfo por dos goles de diferencia para ascender a Primera en lugar del Celta y que el Deportivo no derrotase al Castellón en el destierro del Anxo Carro de Lugo, donde se jugaba el partido tras la clausura de Riazor por los graves incidentes acaecidos quince días antes en el derby contra el Celta (0-1).

Los desterrados herculinos entrenados por Eusebio Ríos alinearon un equipo formado por jugadores juveniles y del filial; el Castellón ganó 0-2. Sin embargo, este resultado no impidió el ascenso del Celta que, arropado por cientos de aficionados desplazados en un convoy ferroviario especial a Sestao, logró mantener el empate a cero que le servía para ascender a primera junto a Valencia CF y Logronés, vencedores del grupo impar.
7. Nueva época de subidas y bajadas
Primera división en la temporada 1987-88

Tras el éxito en la liga más larga de la historia, culminada con el ascenso y el pichichi para Baltazar, la temporada 1987-88 se presentaba como la oportunidad de Colin Addison de lucirse en la élite del fútbol español. Sin embargo, sorprendentemente el técnico fue destituido al inicio de la pretemporada por el presidente José Luis Rivadulla. José María Maguregui se encargó del equipo. En la Copa del Rey el Celta sería eliminado por el Osasuna en octavos de final.

Dimisión de Maguregui

Finalmente el equipo bajó su rendimiento en las últimas jornadas y concluyó el campeonato en 7º puesto. Maguregui presentó su dimisión varias jornadas antes de la conclusión, debido al malestar que provocó entre los aficionados la confirmación de su compromiso para liderar la temporada siguiente el Proyecto II de Jesús Gil en el Atlético de Madrid, precisamente uno de los equipos contra los que el Celta estaba peleando por una plaza para la Copa de la UEFA.

Maguregui se llevó consigo al goleador Baltazar, que en el Atlético consiguió procalamarse pichichi. Sin embargo, el Celta no los echó de menos. El Celta 1988-89 registró números muy similares a los de la campaña anterior. El equipo se mantuvo entre los cinco primeros durante toda la competición hasta las seis últimas jornadas, cuando dos tropiezos en Balaídos ante el Murcia y el Oviedo lo relegaron hasta la 8ª posición en la clasificación final. El equipo volvía a quedarse a las puertas de Europa.

La temporada 1989-90, el equipo entró desde el principio en una espiral negativa de resultados que lo condenaron a la parte baja de la clasificación. El Celta acabó la temporada de penúltimo clasificado, lo cual significaba una nueva caída en Segunda División.

En la Copa del Rey, el Celta fue eliminado por el Valencia en los octavos de final.

Ascenso en 1992

El Celta se movió durante la mayor parte de la temporada 90/91 en las posiciones de la mitad de la clasificación, muy lejos de la lucha por el ascenso. A mitad de temporada el Celta fichó a Goran Juric, centrocampista reconvertido en defensa que sería una pieza fundamental en las dos temporadas siguientes. En Copa, el Celta sería eliminado por la U.D. Las Palmas en la segunda eliminatoria.

Hubo que esperar a la temporada 1991-92 para recuperar el lugar en Primera. El ex-jugador internacional del Athletic de Bilbao Chechu Rojo construyó un equipo sólido que se alzó con solvencia con el título de campeón de la Segunda División varias jornadas antes de la conclusión de la liga. El partido del ascenso matemático se celebró en Balaídos contra el Sestao en una calurosa tarde del mes de mayo de 1992. El inapelable 4-0 que certificaba el ascenso destaba la euforia entre la afición celeste, que inauguraba su ya mítico lugar para las celebraciones: la remozada Praza de América.

En la Copa el equipo fue eliminado en primera ronda por un Segunda B, esta vez el Tomelloso.

Nueva etapa en Primera División

Reintegrado de nuevo en la Primera División, para la temporada 1992-93 Txetxu Rojo se mantuvo al frente de la dirección técnica del equipo. El Celta se balcanizaba y se vulcanizaba, se convertía en un equipo correoso y demoledor. Estos mimbres dieron buenas tardes de fútbol a Balaídos y fueron más que suficientes para conquistar plácidamente la permanencia en esa primera temporada de regreso a la élite.

De esta temporada cabe destacar la primera victoria del Celta en San Mamés en toda su historia con un gol de Gudelj (0-1) y un excepcional triunfo al Barcelona de Johann Cruyff por 3-2 a cuatro jornadas del final del campeonato que a punto estuvo de costarle la Liga de no haber mediado el favor del Tenerife en la última jornada derrotando al Real Madrid.

Sin embargo, en la Copa el equipo volvió a sufrir una vergonzante eliminación en el destierro de Lalín a manos del Benidorm (3-4). Este encuentro fue uno de los tres de clausura que sufrió el estadio de Balaídos en partido oficial como consecuencia de la invasión de campo por parte del público de Balaídos tras el encuentro contra el Sevilla de Maradona (1-2). Curiosamente, esta invasión ya prevista para hacer la llamada "foto del celtismo" coincidió con el escandaloso arbitraje de Díaz Vega en aquel partido, en el que expulsó a cuatro jugadores del equipo vigués (Juric, Ratkiovic, Engonga y Gudelj). La invasión fue interpretada por los comités como un intento de agresión al colegiado. Los dos partidos ligueros en el destierro contra la Real Sociedad (2-1) y el Albacete (1-1) se jugaron en el campo de Pasarón de Pontevedra, que registró dos llenos históricos.
8. 1994-1995
Final de Copa de 1994

En 1994 se vivió la mayor movilización de la historia del celtismo, con el desplazamiento a Madrid Madrid de casi 20.000 aficionados con motivo de la final de la Copa del Rey disputada el miércoles 20 de abril de 1994 contra el Zaragoza.

El Celta alcanzó la final tras superar en las semifinales al Tenerife, que se presentaba en esa cita como el gran favorito. El equipo canario jugaba entonces la Copa de la UEFA y era considerado uno de los equipos que practicaban mejor fútbol de la Liga española. El partido de ida se celebró en el estadio de Balaídos en una noche de carnaval de febrero de 1994. Los celestes controlaron el encuentro sin demasiadas dificultades y lograron la victoria del partido.

El partido de vuelta, jugado tres semanas después en el Heliodoro Rodríguez López, se puso muy cuesta arriba cuando los canarios marcaron el 2-0 a falta de media hora para la conclusión. Afortunadamente, en cinco minutos de inspiración, Gudelj consiguió empatar el partido con dos goles.

Tras superar las semifinales, el rival que esperaba en la final era el Real Zaragoza, equipo que empezaba a despuntar con su buen fútbol y que era el tercer clasificado del campeonato de Liga. El partido concluyó con empate a cero. Se llegó, por tanto, a la tanda de penalties. La Copa del Rey se quedó en Zaragoza.

En la Liga, el equipo se movió por la mitad media-baja de la tabla de clasificación. La 93-94 fue una de las temporadas más intensas del celtismo hasta ese momento.
Temporada 1994/95

Para la temporada 1994/1995 el Celta contó con una plantilla notablemente remozada en relación con la temporada anterior. Txetxu Rojo abandonó el club para fichar por el Osasuna, recién descendido a Segunda, y fue sustitutido por el argentino Carlos Aimar, hasta entonces entrenador del Logroñés. Jugadores claves de la temporada anterior abandonaron el Celta, como fue el caso de Cañizares (Real Madrid) o Andrijasevic (Rayo Vallecano) o fueron traspasados, como fueron los casos de Otero y Vicente Engonga (Valencia). Para suplir estas bajas la directiva contrató a jugadores de escaso nombre como Tárraga, Merino, Desio o Uribarrena o jóvenes promesas como Juan Sánchez o Toril.

La trayectoria del equipo se correspondió con el menor nivel de calidad en relación a la temporada anterior. Eliminado pronto en Copa por el Mallorca, entonces en Segunda, el Celta fue perdiendo fuelle a medida que avanzaba la competición de Liga, especialmente en el inicio de segunda vuelta. El cénit de la temporada se alcanzó en el mes de diciembre, a las puertas de la Navidad, con la inesperada victoria en Riazor por 1-2 frente al Deportivo. Tras este triunfo el Celta entró en barrena y descendió progresivamente a la zona baja de la clasificación, por donde se movió hasta el final de la Liga. Cuatro puntos logrados en dos salidas consecutivas a la ciudad de Sevilla (1-1 ante el Betis y 2-3 ante el Sevilla) fueron el balón de oxígeno que permitió al equipo ratificar la permanencia en la última jornada con un "hat-trick" de Gudelj en el campo de Las Gaunas frente al descendido Logroñés (0-3). Hay que destacar que en esta temporada debutó en el primer equipo Míchel Salgado, que años después se convertiría en una de las perlas de la cantera celeste.

Concluida la temporada, Ignacio Núñez dejó paso en la Presidencia a Horacio Gómez. La Ley del Deporte obligaba a los equipos a presentar antes del 1 de agosto de 1995 unos avales como previsión de deudas a los clubes que se habían convertido en Sociedades Anónimas Deportivas en 1992. Por causas diversas, el Sevilla y el Celta de Vigo no pudieron cumplir tales plazos, y fueron descendidos administrativamente a la Segunda División B. Decenas de miles de aficionados de ambos clubes se echaron a la calle repetidas veces para defender los intereses de su equipo. Pese a que se solicitó un tiempo de espera para la constatación de la ausencia de estos avales, la Federación desde un primer momento entregó las plazas a Valladolid y Albacete, que tenían que descender ese año.

Al final, la presión de las aficiones consiguió hacer retractarse a la Federación y ésta terminó admitiendo a los 4 clubes en Primera División, formando una liga de 22 equipos que tuvo dos años de vida.

Así pues, la temporada 1995/1996 fue la primera de las dos que contó con 22 equipos en la categoría. Con el fin de no pasar los apuros de la temporada anterior, la nueva directiva decidió la contratación de hombres de calidad y contrastados, entre los que destacaba el centrocampista Eusebio, procedente del F.C. Barcelona de Johan Cruyff. Además, llegaron el portero Prats, que se hizo con la titularidad en detrimento de Villanueva; el interior izquierdo Geli, procedente del Zaragoza; y el serbio Milojevic, contrastado goleador procedente del Mallorca.

A pesar de los refuerzos, los inicios del equipo fueron titubeantes hasta situarse como colista al terminar la jornada 8 tras la derrota en Gijón por 1-0. La directiva presidida por Horacio Gómez decide entonces destituir a Carlos Aimar y contrata al pontevedrés Fernando Castro Santos como entrenador, que había logrado llevar al Compostela de Tercera a Primera en sólo cinco temporadas. El cambio de entrenador dio sus frutos desde el primer partido de Castro Santos al frente del equipo, que goleó al Sevilla en Balaídos por 4-0. El Celta se hizo muy sólido en Balaídos y pronto se situó en la zona media de la clasificación, en la que se mantuvo hasta el final de la temporada.

9. La mejor etapa
Durante estos años el Celta se caracterizó por practicar un fútbol atractivo y alegre, gracias a la clase y liderazgo de jugadores como Mostovoi, Karpin, Gustavo López, Mazinho o Haim Revivo, comandados por la dirección técnica de Víctor Fernández. El Celta se mantuvo en los primeros puestos de la clasificación, con memorables actuaciones en la Copa de la UEFA ante reconocidos equipos europeos, como la Juventus, el Liverpool FC, el Aston Villa o el Benfica.

El Celta tuvo de nuevo una oportunidad para estrenar su palmarés en una final de Copa del Rey en la que partía como favorito. Tras el optimismo inicial con el golazo de Alexander Mostovoi, la desesperación se apoderó de los incansables aficionados celestes que vieron, impotentes, como el Zaragoza remontaba y volvía a repetir el éxito de 1994. Una temporada más tarde, Víctor Fernández asumió el final de un exitoso ciclo en el que logró que el Celta practicase un gran fútbol y se clasificase siempre para disputar las competiciones europeas, incluyendo la conquista de la Copa Intertoto en el año 2000 que le otorgó al Celta una plaza para la Copa de la UEFA.

El relevo lo tomó Miguel Ángel Lotina, un entrenador que apostó desde el principio por un fútbol mucho más defensivo, tosco y a la larga práctico. Aunque la afición disfrutó mucho menos en cuanto a espectáculo, si pudo celebrar la consecución de un sueño, la clasificación para disputar la Liga de Campeones, tras una temporada histórica en la que el Celta finalizó en el cuarto puesto en la Liga, complementada más si cabe, con la conquista del prestigioso trofeo Zamora para el portero argentino, Pablo Cavallero.

Tanto afición como directiva y jugadores eran muy optimistas. El equipo era sólido, ordenado y compacto y estaba formado por jugadores de gran calidad y experiencia. El Celta tenía al alcance de su mano abrir un nuevo periodo en su historia, en el que lucharía por crecer y equipararse a los grandes equipos nacionales y europeos.
Por desgracia el exceso de euforia y confianza se comenzó a hacer patente en las primeras jornadas de la temporada 2003-2004 con unos nefastos resultados que hicieron tambalearse todo el proyecto. Mientras la situación en la tabla era cada vez más preocupante, el equipo respondía en la Liga de Campeones, clasificándose como segundo de su grupo por detrás del AC Milán y por encima del Club Brujas y el Ajax Amsterdam.
10. El descenso a segunda división
Las humillantes goleadas ante el eterno rival, el Deportivo de la Coruña (0-5) y ante la Real Sociedad (2-5) provocaron una situación insostenible que le costó el puesto a Miguel Ángel Lotina. El experimentado Radomir Antic fue su sustituto, y a pesar de sus buenos resultados iniciales, que auguraban el resurgir del equipo, el Celta quedó eliminado de la Liga de Campeones ante e Arsenal FC en octavos de final. Derrota tras derrota, el Celta se encaminaba hacia el pozo de la Segunda División sin freno. Sobrepasado por la situación y sin el escaparate de la Champions, Radomir Antic dimitió y dejó al Celta desamparado en el peor momento. El club, a la desesperada, hizo recaer la responsabilidad en dos hombres de la casa, Ramón Carnero y Rafael Sáez. Este tándem obtuvo muy buenos resultados, que pese a todo fueron insuficientes para evitar un inesperado descenso. Como único aspecto positivo, durante la temporada se vislumbró a la última perla de la cantera viguesa, Borja Oubiña, que comenzaría desde la segunda división una trayectoria meteórica que lo catapultaría a la internacionalidad.

11. Acenso y clasificación para la UEFA
Muchos jugadores que fueron piezas clave en anteriores proyectos causaron baja en la plantilla. De la mano de Fernando Vázquez y con un equipo renovado con jugadores con experiencia e incorporaciones del equipo filial, el Celta se dispuso a intentar retornar a la máxima categoría lo antes posible. A pesar de los altibajos iniciales, el equipo le tomó el pulso a la categoría y tras una segunda vuelta apabullante, logró un ascenso que se antojaba imprescindible, con suspense incluido debido al polémico caso Toni Moral que demoró el ascenso algunas semanas.

En su retorno a Primera división española, el Celta confeccionó una plantilla interesante con un presupuesto muy bajo. El equipo dio la talla y desde las primeras jornadas ocupó los primeros puestos de la clasificación, logrando la permanencia matemática sin sufrimiento alguno y consiguiendo el inesperado regreso a Europa gracias a la 6º plaza final obetenida a la conclusión del campeonato. El éxito es aún mayor si se tiene en cuenta que en la temporada del retorno, el Celta venció en campos como el Santiago Bernabéu, Riazor, Vicente Calderón o Ruiz de Lopera. En el plano individual, jugadores como Fernando Baiano, David Silva, Borja Oubiña o José Manuel Pinto tuvieron una actuación muy destacada. En el caso de este último, logró el Trofeo Zamora como portero menos goleado.
12. Temporada 2006/2007
El Celta no modificó excesivamente su plantel para la temporada del retorno a Europa. A pesar de que la afición estaba ilusionada con el premio europeo, era consciente de que el equipo había estado por encima de sus posibilidades y de que sería difícil repetir la gesta. Se apostó de nuevo por la continuidad de Fernando Vázquez y se contrató a Gabriel Tamas y a Nené para suplir las sensibles bajas de Sergio Fernández y de David Silva, respectivamente. El Celta comenzó de forma muy irregular la temporada, ya que a pesar de mostrar unos registros buenos fuera de casa, como local mostraba una inseguridad que provocó la pérdida de muchos puntos esenciales. Por el contrario, en la Copa de la UEFA mostró un buen nivel, derrotando a rivales como el Fenerbahçe turco o el Spartak de Moscú ruso. A pesar de la gran actuación ante el Werder Bremen, el Celta no logró derrotar al campeón alemán y puso fin a la competición en 1/16 de final.

Mientras tanto, la situación en la Liga era delicada, ya que el equipo llevaba varias jornadas en puestos de descenso. La continuidad de Fernando Vázquez se puso en entredicho varias veces, lo que provocó una fractura en la afición celeste entre partidarios y detractores. El consejo de administración buscó un revulsivo mediático e inesperado con la contratación del ex jugador del FC Barcelona, miembro ilustre del célebre "Dream Team" y Balón de Oro, Hristo Stoichkov. El búlgaro contaba con escasa experiencia como entrenador, habiendo sido únicamente técnico de la selección de Bulgaria hasta ese momento. Stoichkov debutó con un triunfo ante el Deportivo que ilusionó a la afición con la salvación. Sin embargo tras esta inyección de optimismo, se sucedieron varias derrotas consecutivas que hundieron al equipo hasta la penúltima posición de la tabla a falta de tres partidos. Cuando todo parecía perdido, el Celta reaccionó tarde y venció en sus tres últimos encuentros, pero fue insuficiente para mantener la categoría. Estos días (finales del 2008), estamos comentando el escándalo de compra del partido Bilbao - Levante, de la última jornada, que condenó al Celta al descenso. Algunos jugadores del Levante reconocieron la compra del partido.
13. Temporada 2007/2008
Para la nueva temporada en segunda división, el Celta se deshizo de bastantes jugadores importantes. Nené fue vendido al AS Monaco; Baiano y Ángel, que se negaron a jugar en segunda división, se marcharon al Real Murcia y Villarreal respectivamente. Borja Oubiña se fue cedido con opción de compra al Birmingham City. Y problemática fue la no renovación del contrato de Gustavo López; en el que Gustavo insinuó que no podía aceptar el contrato ofrecido por ser un sueldo muy bajo. Por presión de la afición a la directiva para que se le subiese el sueldo a Gustavo López y siguiese así en el Celta; el presidente Carlos Mouriño comunicó el sueldo que se le ofreció al jugador y se comprobó que no era un sueldo para nada despreciable.

Se continuó con Hristo Stoichkov como primer entrenador, pero se fichó como segundo a un entrenador con experiencia, Antonio López. También hubo cambios en la dirección deportiva, se despidió a Félix Carnero y ocupo su lugar Ramón Martínez, antiguo director deportivo del Real Madrid.

El 31 de diciembre de 2007, Hristo Stoichkov fue destituido como entrenador del Celta tras los malos resultados cosechados por el equipo en el comienzo de la temporada 2007-2008. Ocupó su lugar López Caro, quien tampoco obtuvo muy buenos resultados y fue despedido a unas jornadas del final del campeonato liguero. El puesto fue otorgado provisionalmente a Antonio López, que fuera segundo entrenador, sin embargo, sus pobres resultados dejaron al club al borde del descenso, lo que también le costó su puesto. Las últimas jornadas de competición estuvieron a cargo de Alejandro Menéndez, entrenador del equipo filial, con un único objetivo: conseguir la salvación matemática. El club lo consiguió con relativa facilidad y terminó la temporada en la décimo sexta posición, solo dos puntos por encima del descenso. Especialmente remarcable fue la última jornada, donde se medían en Balaídos Celta y Alavés. La derrota del club céltico, que ofreció una muy mala imagén, le costó la categoría al también gallego y hermanado equipo Rácing de Ferrol.
14. Temporada 2008/2009
Al finalizar la liga 07-08, tras una semana de incógnita sobre la continuidad de Menéndez o no, contrataron a Pepe Murcia, que había obtenido buenos resultados con el Castellón. El asturiano volvió a recoger el equipo filial, ya que le resta un año de contrato. Fue un verano de grandes movimientos en el vestuario gallego, ya que a la marchas de Agus, Cannobio, Costa, Esteban, Guayre, Jorge, Núñez, Mario Suárez, Okkas, QUincy, Vara, Vitolo, Lequi y Jesús Perera llegaron al conjunto celeste David Rodríguez, Edu Moya, Fajardo, Falcón, Ghilas, Noguerol, Notario y Trashorras, amén de algunas promociones desde el final, como Michu o Iago Aspas (en este aspecto, fue sonado la venta del máximo goleador de Segunda B Goran Maric al Barcelona B de Luis Enrique). Un equipo con la política de Mouriño de "ser el equipo de Galicia". El líder de dicho proyecto no sería otro que Borja Oubiña, que volvía de la Premier después de un año donde solo jugó unos minutos por culpa de una grave lesión que le tiene de baja hasta la actualidad.

El equipo atraviesa dificultades económicas y se ha acogido a la ley concursal. Ha comenzado la temporada de forma muy poco satisfactoria. Actualmente ocpua una plaza en la mitad baja de la clasificación, después de una ligera remontada al mantenerse 11 partidos invicto luego de las 3 primeras derrotas en las 3 primeras jornadas. La U.D. Las Palmas, se encargó de devolver la fragilidad a este Celta.

15. Temporada 2009/2010
Al terminar la temporada anterior el Real Club Celta anunció la desvinculación de Ramón Martínez, hasta ahora Director Deportivo del club celeste (su destino será el Real Madrid) y la llegada, para cubrir su vacante, de Miguel Montes Torrecilla, hasta fechas atrás máximo responsable del Área Deportiva de la UD Salamanca.
Tras una nueva remodelación de la plantilla, el Celta afrontó una nueva temporada en Segunda División. La apuesta por la cantera se hizo evidente y el equipo se llenó de canteranos. A los Noguerol,Oubiña, Jonathan Vila, Roberto Lago, Jordi, Michu y Dani Abalo se unen el portero Yoel, el internacional sub21 Joselu, Iago Aspas, Hugo Mallo y alternando el primer equipo y el filial, Toni y Túñez. A este último el club celeste le hace contrato con el primer equipo a principios de 2010. A todos ellos se unen los fichajes de Vasco Fernandes, Pedro Botelho, Catalá, Sergio Ortega, Cristian Bustos,López Garai, Aarón Ñíguez, Saulo y Arthuro. Éste último abandona el equipo en el mercado invernal junto al defensa Edu Moya. En su lugar vienen los delanteros Gastón Cellerino y Dimitrios Papadopoulos.
En Liga, el equipo sigue una mala trayectoria, siendo la única nota positiva de la temporada la brillante participación en la Copa del Rey. Tras eliminar a equipos de primera como el Tenerife y elVillarreal, el celtiña cae definitivamente frente al Atlético de Madrid en cuartos de final tras perder 0-1 en el partido de vuelta en Balaídos, a pesar de la buena imagen mostrada por el equipo.
Finalmente, el club termina la temporada en 12ª posición, a dos puntos del descenso, pero habiendo consumado la salvación a falta de dos jornadas.

16. Temporada 2010/2011
Una vez finalizada la anterior temporada, se anuncia que Eusebio Sacristán no continuará en el banquillo celeste la temporada siguiente, y que en su lugar el banquillo lo ocupará el técnico del Villarreal BPaco Herrera.2 Junto con la marcha del técnico, se confirma que no se renovará el contrato de Francisco Noguerol y de Danilo Sacramento, así como la rescisión del contrato del brasileño Saulo Rodrigues. También se comunica que no se prolongará la cesión de Joselu, Gastón Cellerino, Pedro Botelho y Aarón Ñíguez, y que por tanto retornan a sus respectivos clubes.3 Asimismo, se anuncia la contratación del centrocampista Quique de Lucas, procedente del Fútbol Club Cartagena,4 del delantero Joan Tomás, procedente del Villarreal B,5 , de David Rodríguez, delantero procedente delAlmería 6 y de Ander Murillo, un central procedente del Athletic Club de Bilbao.
http://www.halacelta.com/wiki/Historia_Del_Celta_De_Vigo